Los invernaderos son la conexión perfecta entre el interior y el exterior, que no solo generan una conexión con el paisaje, sino que funcionan como cámaras térmicas perfectas para cambios extremos de temperatura.
La propietaria, una galerista de arte, compró esta casa tradicional ubicada en las laderas del Parque Natural Chingaza, Cordillera Oriental de los Andes.
La reforma consigue una relación interior-exterior permanente, respetando la arquitectura tradicional. A la estructura original, se le integraron nuevos volúmenes que funcionan como pequeños invernaderos que a su vez permiten una gran entrada de luz natural.
Dado los años de construida la casa y las condiciones climáticas, se hicieron reformas en pisos, baños y el acondicionamiento en sus ventanas con el fin de mejorar el aislamiento térmico y garantizar el confort interior.
Estos espacios también rompen la barrera entre el interior y exterior, se vuelven parte del paisaje del páramo.
